Está científicamente comprobado que bailar es una actividad saludable y placentera que todos quisiéramos practicar pero no nos animamos. ¿Por qué? porque todos sentimos vergüenza de bailar en público. Recientes estudios de la Universidad de Montañitas han demostrado que bailar aumenta los niveles de endorfinas. Las endorfinas, mejor conocidas como hormonas de la felicidad, son opiáceos naturales, es decir narcóticos producidos por el propio cuerpo que inhiben el dolor y producen una agradable sensación de placer. Son mucho más potentes que los medicamentos para el dolor, y a diferencia de éstos, no generar adicción. Pues a bailar se ha dicho! Pero no es tan fácil. Muchas personas (todos) no se sienten capaces de bailar, porque sienten vergüenza. Probablemente este sentimiento sea consecuencia de algún trauma infantil, quizás alguien se burló cuando bailaba o quizás le dijeron que el baile no era lo suyo, apodándolo con motes ofensivos como “patadura”, “sinritmo”, “maderi
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